Cualquiera puede
Qué puede hacer si se encuentra con su imagen en Internet
Detenido por mostrar en su Messenger una foto de su ex novia
El responsable de las imágenes puede recibir una sanción hasta de 600.000 euros
En YouTube son los internautas los que deciden si un vídeo es "inapropiado"
Pero ¿y si las encuentra? Esto fue lo que le ocurrió a una familia madrileña que hace unos meses descubrió el vídeo de uno de sus miembros en YouTube. El protagonista de las imágenes, un hombre de 46 año enfermo mental, había sido captado disfrazado de indio, mientras otras personas se burlaban de él. Ahora, después de varios meses de quejas y una denuncia de la familia, el canal -propiedad de la multinacional Google- ha decidido retirar el vídeo por considerar que "viola los términos de uso" de la web.
"Finalmente David pudo con Goliat". Así acogió ayer José Martín Roldán, el padre de Román, el enfermo mental que había sido grabado, la retirada del vídeo. Aunque el arma utilizada para librar la batalla no fuera una honda, sino la opinión pública. Más de doscientos mensajes contrarios a la grabación clamaban por su eliminación en la comunidad de usuarios de YouTube.
Ahora la familia de Román quiere que las personas que grabaron y colgaron las imágenes respondan ante la justicia. Además, no descartan actuar legalmente contra YouTube que, aseguran, mantuvo el vídeo durante días, al considerar que no incumplía sus términos de uso. La Agencia Española de Protección de Datos también ha iniciado una investigación que podría concluir en una sanción muy grave -de entre 300.000 y 600.000 euros- por la captación y difusión de estas imágenes. "Un delito considerado además mucho más grave en este caso porque se refiere a la salud de una persona", declaró ayer el director de la Agencia, Artemi Rallo.
Aunque la responsabilidad de un archivo es de quien lo ha colocado en la red, YouTube está obligada a retirarlo en cuanto la autoridad le advierta de la ilicitud del mismo, explicó.
"La dimensión de este problema es exponencialmente muy grande, porque estamos hablando de un medio global como Internet", dijo Rallo, que explicó que la Agencia de Protección de Datos quiere impulsar una normativa internacional que eleve los niveles de privacidad en este medio, sin incurrir en la censura. "Habrá que plantearse un marco adaptado a las nuevas tecnologías pero preservando nuestra intimidad", declaró el director de la Agencia.
Además, el Defensor del Pueblo ha solicitado a la fiscalía información sobre el caso. La adjunta al Defensor explicó ayer a EL PAÍS que se dirigirán a la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones y de Sociedad de la Información para que ésta aclare si en casos como éste se está cumpliendo la legislación vigente. Se refiere a ley de servicios de la sociedad de la información y comercio electrónico, una normativa que sacó adelante el Gobierno en 2002 para proteger los derechos de las personas y facilitar la identificación de todos aquellos que publiquen fotografías, comentarios o un vídeo en Internet.
Esta es la norma que permitiría a un juez reclamar a YouTube que revele los datos de quien subió el polémico vídeo."El problema es que estamos ante una nueva tipología de delitos. Arreglaría mucho si en estos casos hubiera alguien con sentido común ante lo que puede ser ofensivo", dijo la adjunta del Defensor del Pueblo.
En YouTube los filtros son los propios usuarios. Decenas de millones de personas visitan cada día esta web en la que se suben, según sus propios datos, seis horas de grabaciones al minuto. Una enorme comunidad de usuarios que son, según Rachel Whetstone, directora de Comunicación y Asuntos Públicos para Europa de Google, los que dictaminan si el vídeo puede ser inadecuado o incumple los términos de uso del canal. "Si alguien marca el vídeo como inapropiado se revista y se decide si incumple las reglas. Si es así, se quita lo antes posible", explica Whetstone.
Formalmente no se admite pornografía, imágenes violentas o cuyos derechos pertenezcan a terceros. Sin embargo a pesar de esto y de los filtros que ejercen los millones de usuarios, no es raro encontrar escenas que violan estos principios, desde contenidos violentos hasta hasta fragmentos de películas o videoclips que, en teoría, están protegidos. Los mecanismos existen pero la red es inmensa y muchas veces se esfuma en ella la intimidad y la privacidad e las personas.
Además, como sucedió en el caso de Román, es frecuente que en cuanto se retira una grabación ésta vuelve a colgarse por otro usuario. YouTube es sólo el más popular de los muchos canales y sistemas para subir sus fotos o imágenes a Internet. Gracias a los enlaces, las ramificaciones pueden llegar a ser interminables.
El padre de Román tiene grabados en su ordenador los vídeos de su hijo y no descarta que otros lo hayan podido hacer también. No le falta razón, imágenes como las de su hijo circulan sin control por las redes P2P (del inglés peer to peer, entre pares) en las que se intercambian todo tipo de archivos. Una vez que llegan a ellas, son imposibles de frenar.
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